#UPTrafalgar recupera la memoria del barrio con el vecindario


La Universitat Popular de Trafalgar ha impulsado un proyecto de recuperación de la memoria del barrio con la participación activa del vecindario, en colaboración con la Associació de veïns i veïnes Vilanova del Grau y Ymca. Vecinos y vecinas han participado en un programa de talleres  para recordar y compartir recuerdos, información y experiencias sobre el barrio en primera persona. Personas de diferentes nacionalidades, nacidas o llegadas al barrio en diferentes momentos, comparten aula e historias sobre el entorno, entre ellas la memoria de recursos públicos que han sido fruto de reivindicaciones y luchas vecinales, el pasado industrial del distrito, o vivencias de acogida vinculadas con el buen trato y también con el racismo.

El proyecto también contempla una exposición de imágenes del barrio que se puede visitar en el centro #UPTrafalgar.

El objetivo es, a través de la historia del barrio,  generar sentimientos de arraigo y de identidad, teniendo en cuenta la visión que cada persona pueda tener de la vida en el barrio, tanto los habitantes tradicionales como los llegados recientemente.
Las actividades desarrolladas con vecinos y vecinas genera espacios y oportunidades de colaboración al desarrollar cuestiones que por su propia naturaleza son comunes a todos y todas.

En la experiencia han participado, entre otras, personas nacidas en Valencia, Mongolia, Rumanía, Rusia y Bolivia.

Vídeo del Encuentro de memoria vecinal

El vecindario ha recordado los orígenes del distrito Camins al Grau. La historia sobre como a mediados del XIX comienza a crecer el puerto de Valencia y se desarrollan una seie de caminos de vías de conexión con el centro urbano, entonces lejano: el camí Fondo, el camino viejo, la avenida del Puerto con sus tranvias, el ferrocarril Valencia-Grao-Barcelona. Se creaba un espacio propicio a la instalación de fábricas, servicios y zonas residenciales. Algunas de las empresas que se instalaron en aquellos caminos fueron químicas, como las orientadas a la fabricación de fertilizantes que se utilizarían, entre otros, en la huerta de Valencia. Alguna de esta empresas evolucionó después con la fabricación de un  detergente cuya marca lideraría el mercado muchos años.

La proliferación de actividad económica trajo consigo el desarrollo del servicio de alumbrado y calefacción mediante el gas Lebón y la extensión de la red de tranvias, el más moderno astillero de España en su día (La Unión Naval de Levante), o los depósitos de combustible de Campsa para el suministro a la creciente indústria automovilística y la actividad portuaria.

La actividad económica atrajo mano de obra de Valencia y otros puntos de origen que se instaló en el distrito. Y el mapa del barrio ha ido configurándose a partir de familias trabajadoras.

 

 

A finales de los años 60 y en los años 70 buenas parte de las industrias del entorno habían quedado obsoletas y se puso de manifiesto el enorme coste ambiental y de salud de sus actividades. las industrias químicas generaban emisiones enormemente nocivas para la salud de vecinos y vecinas, al tiempo que producían y acumulaban residuos junto al barrio, generaban molestias importantes, como las cocheras de Tomás  Montañana y Trafalgar, y suponían un peligro para la ciudadanía, como las instalaciones de gas y combustibles. Parte del barrio seguía desprotegido frente a las inundaciones tras la riada del 57, que tuvo unos efectos devastadores. A estas peculiaridades del distrito se sumaban otras compartidas con otras áreas de la ciudad: infravivienda, falta de recursos educativos y zonas verdes,.. Y para hacerle frente el movimiento vecinal fue clave.

Desde los años 80 el distrito de Camins al Grau ha sufrido una importante transformación. Los viejos ejes han dado paso a grandes avenidas: el antiguo ferrocarril a Barcelona es hoy la avenida de Francia, el camí Fondo és la Avenida de Baleares y la Avenida del Puerto ya es una de las avenidas principales de la ciudad. Han surgido espacios más impersonales y un urbanismo que excede la escala más humana, con altos y enormes edificios.

En este distrito urbano vive un denso tejido social, vecinal, de gente trabajadora que ha sabido además reivindicar los cambios necesarios para una vida más digna y acoger a nuevas gentes llegadas de otros barrios y de otros territorios que hacen del distrito un espacio plural, de enorme riqueza cultural y solidario.