La primera Universidad Popular de Valencia nació en 1903
El 8 de febrero de 1903 se celebró en la calle Libreros la primera conferencia y el primer curso de la Universidad Popular de Valencia. Fue en el Centro de Fusión Republicana, un edificio ahora desaparecido, entre el palacio del Marqués de Dos Aguas y la plaza del Patriarca, en una sala circular en la que habitualmente el sonido predominante era el de las fichas de dominó golpeando sobre las mesas de mármol blanco.
Las crónicas del periódico El Pueblo cuentan que asistieron más de 2000 personas, muchas de ellas de pie y hasta la calle, en una ciudad con más de un 72% de analfabetismo, y no más de 1400 estudiantes en la Universitat de València, en el Estudi General.
La prensa de todo el país se hizo eco de la inauguración del curso 1902-1903 de la Universidad Popular de Valencia, el primer curso de un proyecto impulsado por Vicent Blasco Ibáñez con éxitos y periodos de silencio, pero que ya ha cumplido más de 120 años.
La conferencia inaugural fue a cargo del político y jurista Gumersindo de Azcárate, catedrático de la Universidad Central, diputado republicano por León y, entre otros, presidente de la Institución Libre de Enseñanza, de la Institución para la Enseñanza de la Mujer, del Instituto de Reformas Sociales y del Ateneo Madrileño, además de académico en la Real de la Historia. Azcárate trabajó con convicción y adelantándose a su tiempo por los derechos y el bienestar de la gente trabajadora, de hecho fue el impulsor de la Ley Azcárate o Ley de represión de la usura el 1908.
Su defensa de la libertad de cátedra frente al dogmatismo le costó la expulsión de la Universidad Central de Madrid junto con Francisco Giner de los Ríos, Nicolás Salmerón, Emilio Castelar y otros catedráticos. Y con todo, siempre creyó en la regeneración del país desde las bases y con la cultura y la educación como eje fundamental de progreso.
Según las crónicas, una extensa e ilustre comitiva recibió al ponente Azcárate en la estación de ferrocarril de Valencia y dos guardias municipales de caballería de la ciudad acudieron al acto inaugural en previsión de altercados que nunca ocurrieron. De hecho la prensa señaló incluso que “dijérase que era un público germano o sajón”. Igualmente la prensa conservadora se hacía eco a su manera y el periódico clerical La Voz de Valencia criticaba que “lo único religioso que hay en el local de las conferencias es el silencio”.
Azcárate, junto con muchos de los ponentes que en el curso 1902-1903, y también después, impartieron conferencias en la Universidad Popular de Valencia, eran figuras de especial renombre a la época, que colaboraron desinteresadamente al recibir la invitación de Blasco, y a estas alturas cobran enorme significación por los valores que encarnaban y que defendieron en un contexto hostil intelectual y políticamente y limitado de recursos.
La Universidad Popular de Valencia impulsada por Blasco recoge un legado, que se fundamenta en la voluntad de extender la cultura a todas las clases sociales -especialmente pensando en trabajadores y trabajadoras que difícilmente podían llegar a las aulas de la Universitat de València-, en el fomento de una capacidad crítica, en una democracia participativa con una ciudadanía informada y consciente, activa políticamente; en el laicismo y la libertad como valor presente en la enseñanza y la ciencia, y en la divulgación del conocimiento científico, del que tantos maestros ilustres disfrutó el alumnado de la Universidad Popular.
“Un terreno nuevo, donde todos puedan entrar, donde se presente la enseñanza con ropajes de fiesta y se sirva la ciencia como una diversión. La Universidad Popular será todas las noches algo así como un teatro libre y gratuito de la enseñanza” escribía Blasco Ibáñez en El Pueblo en enero de 1903.
Una Universidad Popular interclasista dice Blasco porque “en España no solo hay que ilustrar al obrero. La chaqueta y aún el chaqué ocultan, por lo general, un ignorante igual o mayor que el que viste blusa. El industrial y el comerciante (…) no leen, y sólo de oídas llegan a enterarse, como de un eco remoto, de los progresos que realiza el pensamiento humano”.
La conferencia impartida por Azcárate era la primera de 24 conferencias a cargo de figuras de igual renombre al ámbito académico, la mayor parte provenientes de la extensión universitaria, como Luís Simarro, Adolfo Gil y Morte, Luis Morote, César Santomá, Vicente Peset y Cervera, Juan Bartual, Jesús Bartrina, Ramón Gómez Ferrer,…
Todas estas conferencias se reunieron en una edición que bajo el título de Conferencias de la Universidad Popular de Valencia. Curso 1902-1903, se publicó al acabar aquel curso y la Universidad Popular del Ayuntamiento de Valencia ha recuperado en una edición digitalizada.
La primera Universidad Popular en la prensa de 1903
La asistencia de mujeres, uno los objetivos del proyecto, fue recogida por los diarios. 150 mujeres se inscribieron en el primer curso de la UP, algo que no estuvo exento de críticas en la prensa local. El conservador La Voz de Valencia explicaba que “hay el peligro de que la cocina, y la calceta, y los apaños y otros menesteres paguen el pato científico”.
Portada del periódico El Pueblo con la crónica de la inauguración de la Universidad Popular de Valencia
Las crónicas de alabanza fueron también señaladas y no sólo en Valencia. Para el periódico liberal El Noticiero, la Universidad Popular “era de absoluta necesidad” y resaltaba la bondad social de la extensión del conocimiento científico. En el periódico Las Provincias explicaban que “no se ha fijado bastante la atención en lo que contribuye al cambio operado en la clase popular de Valencia la propaganda que pudiéramos llamar literaria” y “a la extensión de esta cultura peligrosa entre la clase trabajadora, responde la iniciada Universidad Popular”, pero tomaba nota y continuaba “su ejemplo debiera servir de acicate a los partidarios del orden, a las clases conservadoras para sostener con iguales armas una lucha en que toda indecisión es peligrosa y todo apocamiento suicida”.
El Mercantil Valenciano explicaba que el proyecto blasquista “contribuirá, sin duda alguna, a acrecentar el interés de la Extensión Universitaria”. Este diario consideró altamente positivo que en el Ateneo de Fusión republicana, donde se celebraron las primeras conferencias, “se reunieran, cobijados por la bandera de la ciencia, hombres que están distanciados en la vida por la diversidad de sus ideas políticas o sociales”.
La prensa anarquista, como el semanario Juventud, recuerda que fueron los anarquistas los primeros en propagar las universidades populares y fundarlas en Bruselas, Génova, Buenos Aires, … y dicen que “estamos seguros no hay ni un anarquista que no se haya inscrito: es lo único que podemos hacer”.
El Pueblo, voz republicana y blasquista, señaló la inauguración de la Universidad Popular como “un acontecimiento memorable y solemne de los que hacen época”.
Una larga e ilustre historia
Más de 100 años después, el Ayuntamiento de Valencia hace valer los planteamientos fundacionales de este proyecto.
El largo recorrido de la Universidad Popular de Valencia, una de las primeras del estado español, ha contado con ilustres ponentes como Unamuno, Max Aub, Roberto Araujo, Jorge Nicolai, Fernando Ramón Ferrando, José María Ots Capdequí, Carles Salvador, Nicolau Primitivo, Enric Valor, Francesc Almela y Vives, Juan Renau, …
En su trayectoria ha habido periodos de una actividad digna de atesorar en nuestra memoria colectiva y hacer valer como un hito grande de la historia de nuestra ciudad y etapas de silencio como la dictadura franquista.
No es objeto de este texto profundizar en la historia de la Universidad Popular de Valencia con detalle. Sólo situar el libro de conferencias inaugurales que la Universidad Popular recupera y pone a disposición de la ciudadanía, en su contexto.
Desde su inauguración en 1903 y hasta el curso 1931-32, la actividad de la Universidad Popular fue intermitente, con periodos de gran actividad y otras de descenso de la frecuencia de conferencias, pero se mantenía viva. A partir del curso 1931-32 fue la F.U.E quién organizó la Universidad Popular de Valencia, cambiando no tanto su enfoque general como a quien iba dirigida, ahora estrictamente al proletariado y con clases impartidas por los estudiantes universitarios. Este fue un periodo de efervescencia que habrá que recuperar y hacer valer. Incluso con todas las dificultades sobrevenidas en la guerra, la actividad de la UP se mantuvo como se pudo. Pero con el fin de la guerra siguió una larga etapa de silencio absoluto hasta el 1984, en que el Ayuntamiento de Valencia aprobó un proyecto de Escuelas Populares, que desde su inicio se conoció como Universidad Popular de Valencia.
Las Universidades Populares que habían sido fomentadas en el resto de Europa durante el primer cuarto del siglo XX por las nuevas escuelas pedagógicas, y en particular por el movimiento krausista, resurgieron con fuerza en 1945 después del final de la Segunda Guerra Mundial, con especial intensidad en Alemania, Austria, Italia, etc. En la España de 1979, después de las primeras Elecciones Municipales de la democracia y el retorno del exilio y la emigración, se funda la Universidad Popular de San Sebastián de los Reyes (Madrid), primera de un proceso de fundaciones que desembocará en la creación en 1981 de la Federación Española de Universidades Populares -FEUP-.
La ciudad de Valencia que había sido pionera en la creación de Universidades Populares no podía faltar en este proceso. Con la denominación de Escuelas Populares, con las cuales se salvaban ciertas reticencias que comportaba el concepto de Universidad Popular, la iniciativa de los entonces concejales de Educación, primero Fernando Millán y después Francisco Martí, se materializó en un primer curso de formación de formadores en marzo de 1984 y unos meses después en las primeras actividades lectivas para personas adultas en las Escuelas Populares de barrio que formaban la Universidad Popular de Valencia. Desde 1984 hasta ahora, con sus luces y sus sombras, la historia de la Universidad Popular ha sido ligada a la de los barrios donde se encuentra implantada, se ha insertado en los ritmos vitales de cada uno de ellos, conciliando su naturaleza de recurso social municipal con su papel de referencia para la sociabilidad, como un espacio de comunicación y relación del que la ciudadanía se ha apropiado, integrándolo en el mismo tejido vecinal.
Cualquier que sean las formas y los tiempos, necesariamente la Universidad Popular sigue manteniendo como divisa aquellos principios y valores éticos que impulsaron a sus fundadores: la liberación por el conocimiento, la igualdad en el acceso a los bienes culturales y educativos y la solidaridad con las personas que, especialmente en el propio entorno, han sufrido la exclusión o el infortunio.
En 2016 el Ayuntamiento de València aprovechó las nuevas tecnologías para digitalizar la edición original de aquellas conferencias fundacionales del curso 1902-1903 de la Universidad Popular de València, de la que solo quedan unos pocos ejemplares, con el objeto de conservarla convenientemente, en condiciones que le auguran una larga vida. Esto permitirá compartirla con futuras generaciones, con quienes se estimen este proyecto o quien tenga curiosidad, y darle así también la difusión que merece esta Universidad Popular de València, heredera de unas ideas que han sobrevivido al paso del tiempo y de unas personas que han sabido valorarlas y luchar por la cultura, la libertad y la educación en beneficio de todas y todos.